El Zohar

El Zohar

lunes, 21 de noviembre de 2011

El Beith ha-midrash

A la hora de fechar el comienzo de las tradiciones herméticas judías y considerar su condición de renovadoras o antiguas o si estaban influenciadas o no por la gnosis (ver Qabalah, news perspectivs de Idel) los investigadores han planteado algunas explicaciones básicas. El contexto en que dichas manifestaciones se producen, también, se ha comprobado, su relación, estrecha, con el surgimiento de la filosofía (Maimónides and Kabaláh de Idel).
Hay que tomar como trasfondo, el paso de la etapa oral a la escrita. El surgimiento de la kabaláh en Provenza está íntimamente ligado, a dos ejes de conocimiento básicos en la doctrina esotérica: el oral. Que emergió del liderazgo rabínico mismo del que habla Isaac el Ciego, y el escrito, ligado al Sefer Ietziráh, Hejalot, Merkabáh y es posible que se tenga que incluir en este material algunas versiones antiguas de los textos del Sefer ha-Bahir.
Los procesos de puesta por escrito en forma de tratado y su consolidación como método  (no solo como señales mnemotécnicas o frases cortas de contenido esotérico) empezó con los discípulos de Isaac el Ciego.
Los comienzos de la tradición kabalística, es decir el inicio de su manifestación como cuerpo de conocimiento, maraca el final de su vida en formas previas que nos son, casi,  desconocidas. Dicha manifestación en Provenza, comienza en el interior del Beith ha-midrash, la “Casa de estudios e investigación” respecto a la Ley. ¿Quizás el propósito que se enuncia en el conjunto de las instituciones modernas vinculadas a la Kabaláh (Bnei Baruj, Gale in ain, Halel, y muchas más…) será una continuidad de este espacio sagrado?...

El Beith ha-midrash y el Templo

La Sinagoga (palabra griega que significa Lugar de reunión) ha sido objeto de muchos estudios.
Por ejemplo, E. Reiner, ofrece en sus obra, plantea una controversia, un debate, que se dio entre los Sabios y los caraítas. Los primeros, toman ciertos elementos del templo que incorporan, dentro de la configuración interna del ritual sinagogal; los otros, los caraítas, apegados a la interpretación literal del texto, se expresan con prácticas ascéticas y lutuosas, cn una anhelo de revelación-redención.
Estas cuestiones no solo afectan a la sinagoga, sino también al beith ha-midrash.
Dialécticamente, podemos describir al beith ha-midrash como centro arquitectónico edificado donde, en la conciencia de quienes lo frecuentan, la realidad de la Shejináh se materializa por medio del estudio, y no tratando de reproducir una experiencia extática de concentración en el recuerdo de la destrucción del Templo.
En Narbona, Lunel y Posquières, se destacaron ciertas familias de eruditos que ocuparon posiciones de liderazgo. Allí encontramos una dirección comunitaria que aúna el liderazgo económico y espiritual. La provisión espiritual y material proviene de las mismas fuentes. El ambiente es de alejamiento mundano y consagración a la Toráh.
A la comunidad de Lunel, por ejemplo, pertenecen R. Iacov ha-Nazir (el nazareno) y su hermano Asher bar Saúl que escribió el Sefer ha-minhagot, en donde las costumbres de alejamiento del mundo están vinculadas a las costubres luctuosas de la destrucción de Jerusalen, lo que es de la mayor importancia para captar la intensidad que tiene el Templo en los eruditos de Provenza…

Tambien en la ciudad de Posquiéres, a cargo del gran rabino Abraham bar David, se cobijaba “…A quienes no tiene dinero para gastar, él mismo le sufragaba todas sus necesidades:es un gran potentado…” (Diario de viales de Benjamín de Tudela)
La solvencia material posibilita crear una infraestructura, que al ofrecerle un respaldo, permite sostener en el sentido espiritual al que desea estudiar Toráh y ponderar la necesidad de otros saberes “llegados de afuera” concretizándolo por medio desencargo de traducciones.

Aunque hay una misiva de Isaac el Ciego, que no resulta claro donde la recibió, en que se supone que fue testigo de los procesos de estudio en el beith ha-midrash de Posquiéres, al menos en su juventud, en la cual afirma: “..a mí no se me acostumbró así…”
La cuestión es que si alguna vez llegaron a él discípulos, como sucedió en los batei ha-midrashim de Provenza, que actuaron como imanes, o si toda su relación con ellos surge de haberse hecho conocido en Gerona.

El beith ha- midrash proporciona un núcleo que es el Talmud toráh (estudio de la aLey)  y permite la creación de un”aura”, un espacio espiritual respecto al núcleo, que se nutre de este último, y a su vez lo alimenta
Considerar al beith ha-midrash como Templo fue característico de las ideas kabalísticas y explica tambien muy adecuadamente el carácter de los escritos proto-kabal´sticos de la época. Es decir, que caracteriza a aquella creación escrita que deja traslucir corrientes no delimitadas de distintas formas de conocimiento.

Las relaciones que el beith ha-midrash potenció entre los circuitos de conocimiento abierto (el Talmud) y oculto (la kabaláh y la filosofía) resultaron escenciales para cada uno de los procesos.

 Así, podemos llegar a suponer, que, al menos en el marco rabínico, los sistemas de conocimientos abierto son los que constituyen un aparato de supervisión espiritual, religiosa y social sobre los sistemas de conocimiento oculto; y son piedra angular para graduar el paso a la alianza esotérica, según la capacidad del discípulo y del estudioso para relacionar, esclarecer y comprender el secreto esotérico, prestar especial atención a sus innovaciones entre los circuitos (link, enlaces… kabaláh como paralelismo: hakabaláh)  de conocimiento que entretejen.

                                                                       continuará     


viernes, 18 de noviembre de 2011

Interpretación:

En la mente de los autores del Zohar, el proceso de exégesis Kabalística, es, en cierto sentido, una imitación del acontecimiento histórico de la revelación.
¿En qué se basa esta aseveración?...
Los sucesos sobrenaturales acaecidos en monte Sinaí, son comparados con el estado de conexión- comunicación-visión de Moisés, aquel que estuvo más cerca de D-os.
Todo el pueblo había alcanzado “las cinco gradaciones superiores”, el nivel de Moisés.
Así pues, la visión zohárica, está arraigada en una antigua tradición rabínica de acuerdo con la cual, la actividad exegética, o el estudio de la Toráh, estaba ligada a la teofanía sinaítica. Varios pasajes en el Talmud y el Midrash incluso subrayan que, a través de la interpretación de la Toráh, se recrean los fenómenos de la entrega de la Ley en el Sinaí.
En el Zohar, la interpretación del texto se encuentra en relación con una visión de la Gloria. Los místicos logran una visión de la Gloria a través del estudio intenso de la Toráh.
¿Dónde sucede este fenómeno?
Por ejemplo, en un lugar leemos que la hermandad mística de Raví Shimon bar Iojai, los javriaiah, son llamados “el rostro de la Shejináh” porque la “Divina Presencia” está escondida dentro de ellos. En otro lugar leemos que Raví Shimon da el nombre de peniel a dos e sus camaradas: Raví Eleazar y Raví Aba pues “ellos vieron el rostro de la Shejináh
Recurriendo una vez más a las fuentes rabínicas más tempranas, allí se establecía una clara relación entre el estudio de la Toráh y la morada inmanente de la divina Presencia.
El Zohar enfatiza una y otra vez que, a través del estudio uno se adhierea, o se une con, la Shejináh.
En cualquier lugar, a quienes están dedicados al estudio de la Toráh, se los llama “camaradas del Divino, alabado sea Ël, y la Comunidad de Israel”, esto es Tiferet y Shejináh, pues cuando ellos pronuncian las palabras de la interpretación, “se adhieren a las alas” de la Shejináh y sus palabras “son creadas y habitan en el seno del Rey” (Zohar III 22a) Para citar un último ejemplo, el Zohar explica la máxima talmúdica (Bablí Ketuot 62b) de que la víspera del Shabat es el momento más apropiado para el deber marital del estudioso, ya que durante la semana este, es decir, el exégeta místico, está en unión con la Shejináh y por ello debe estar separado de su consorte terrenal…
Sin embargo, más allá de todas las fuentes midráshicas y agádicas anteriores, el Zohar subraya que la actividad hermenéutica no es meramente un estado de inspiración divina, sino el mejor medio para contemplar lo divino(véase Zohar I 72a, 92b, 115b, II 200ª, Zohar Jadash 28ª).
Las palabras de la Toráh se parecen a ropajes que cubren la Luz Divina, y solamente aquel, que contempla el sentido esotérico, oculto en las palabras del texto puede de nuevo aprehender esta Luz…
Así, Moshé de León expresó brevemente en uno de sus trabajos hebreos, el Mishkán ha-edut (1293):

Nuestra Toráh sagrada es una Toráh perfecta (toráh temimáh), “toda la gloria  de la princesa real se encuentra dentro”(Ps. 45.14). Pero debido a nuestros grandes y malignos pecados hoy “su vestido está bordado de oro” (ibid) …Así D-os, alabado sea Ël, colocó “una cubierta de piel de delfín sobre este vestido” (Num. 4:6) con las cosas visibles (de este mundo). Y puede ver (lir´ot) y contemplar (lehishtakel) la grande y terrible luz escondida en la Toráh, excepto los supremos y sagrados ancianos (Kadishey ´elion ha-kadmonim) Ellos entraron a su santuario y la luz se les reveló. Ellos le quitaron la máscara.

De los varios niveles de interpretación, el más profundo es aquel que ve el texto como un habeas symbolicum del mundo divino. Cada palabra de la Escritura es potencialmente un símbolo de la vida divina y como tal participa de ésta.
Esto sucede, pues, para los autores del Zohar, la Toráh, en su esencia, no es otra cosa que el Nombre divino, el Tetragrama, que en sí mismo comprende la estructura teosó-fica de las diez gradaciones.
Por lo tanto, la Toráh, concebida místicamente, es idéntica a D-os.
Esta premisa tácita es claramente el principio fundamental que yace detrás de casi cada palabra del Zohar; queda claramente explícito que “el Sagrado, alabado sea Él, es llamado la Toráh” (Zohar II 60a)
Se desprende de ello que el estudio mismo de la Toráh en sí mismo, necesariamente entraña algún tipo de experiencia visionaria de D-os.

Pero ¿dónde se realiza este ejercicio cotidiano?...
¿Cómo se produce este experiencia extra-ordinaria?...

En el Beith ha- midrash…

                                          Continuará…  

viernes, 11 de noviembre de 2011

Interpretación y revelación en el Zohar

 
La legitimación de las nuevas interpretaciones, tanto dentro de la historia del judaísmo como de otras culturas religiosas basadas en las Sagradas Escrituras, ha tomado básicamente una de estas formas: la exégesis de las fuentes documentales o la apelación a la revelación directa.
Es decir una verdad recientemente expresada, o bien se atribuye a una revelación inspirada de la divinidad, o bien se encuentra que está implícita en el texto antiguo y por tanto se deriva de ahí a través de la exégesis.
Cualquiera que fuera el contenido de la revelación mística, al ser atribuido a Elías, el guardián de la tradición par excellence, aseguraba su lugar dentro del judaísmo normativo.

Así los primeros cabalistas conocidos en Provenza, Abraham ben Isaac, Iacov ha-nazir e Isaac el Ciego, decían que su conocimiento era impartido a través del profeta Elías.

En el caso de la interpretación de la escritura, las nuevas ideas son presentadas como parte o actualización de la revelación original. Para dar un ejemplo, los estudiosos han venido advirtiendo la paradoja fundamental que caracteriza la interpretación escritural, el midrash, en la tradición rabínica: “…todo lo nuevo debe ser antiguo…” ya que todas las interpretaciones se encuentran en la Toráh

A menudo, estudiosos del pensamiento judío consideran que las modalidades de revelación e interpretación se excluyen mutuamente.
Lejos de ello, la experiencia visionaria en sí misma puede ser de naturaleza interpretativa, derivándose de visiones previas conservadas en un documento escrito, mientras que la tarea exegética puede originarse y desembocar en un estado revelador de la conciencia.

El propósito de dicho artículo es examinar el problema de la relación entre revelación e interpretación en el Zohar, el texto clásico de la kabaláh medieval que apareció en Castilla hacia finales del siglo XIII.
Como Gershom Sholem ha afirmado, los documentos históricos atestiguan el hecho  de que en siglo XII operaban ya dos modos distintos  de legitimación de la doctrina mística de los círculos kabalísticos: uno, que consiste en las revelaciones místicas del profeta Elías, y el otro, el del midrash místico, como es particularmente claro en el caso del Sefer ha-Bahir. 
En “Grandes tendendencias de la mística judía” Sholem ha escrito que las innovaciones fueron hechas “sobre la base de nuevas interpretaciones del viejo saber popular” y también como “un resultado de una inspiración pura o revelación, e inclusive de un sueño…”
La literatura kabalística, según  Sholem, está teñida por una dualidad: la iluminación sobrenatural por una parte, y la exégesis tradicional pr la otra.
Lo que voy a tratar de exponer en una serie de ensayos, es que en el Zohar los dos modos, revelación e interpretación, se identifican y se funden
El que ocurra esta convergencia se debe al hecho de que la estructura teosófica subyacente proporciona una base fenomenológica común a ambos. En la revelación hermenéutica que el místico mantiene con el texto, él ve nuevamente a D-os como D-os fue visto en el acontecimiento histórico de la revelación.
En suma desde la perspectiva del Zohar, la experiencia visionaria es un vehículo par la hermenéutica, así como la hermenéutica es un vehículo para la experiencia visionaria.
La combinación de estas modalidades constituyó una enorme fuerza que ejerció una influencia profunda en las siguientes generaciones.
Establecidos los nexos entre el estudio textual y la experiencia visionaria, la interpretación de la Escritura ya no fue considerada como una simple ejecución del mandato fundamental de D-os: estudiar la Toráh (talmud Toráh), sino qqque dicha interpretación era mas bien entendida como un acto de participación en el drama de la vida divina. La interpretio en sí misma se convirtió en un momento en revelatio, la cual, en el lenguaje del Zohar, comprende además el proceso de devekut, es decir, la unión del individuo con D-os.  

Esto, el estudio adecuado de la Toráh, implica una iniciación…
                                                                                                      continuará…         

jueves, 3 de noviembre de 2011

Historias del Zohar

Los trabajos de Gershon Sholem supusieron un mojón importante en la investigación filológica concerniente al Zohar. Este importante erudito confirmó el resultado de sus predecesores probando que todo el Zohar podía atribuirse a Moshé de León excepto las partes llamadas Ra´aiah Mehema y Tikunei ha-zohar que, según él, se deberían a un discípulo del mencionado Kabalista. Logró también precisar las fechas de su redacción, que tuvo lugar entre 1275 y 1286. Un colega de Sholem, I. Tishby, aun aprobando sus conclusiones en los puntos esenciales, propuso una fecha más tardía y, según él, se puede estimar con más seguridad que el Zohar fue escrito a partir del año 1293.
El asunto pareció haber quedado zanjado cuando, en una jornada de estudios consagrados al Zohar y a su época que tuvo lugar en 1988 en Jerusalén, causó sensación una intervención hoy publicada. Un joven investigador, profesor de la Universidad Hebrea, autor ya entonces de varios artículos y de un léxico del Zohar reconocido por todos como un instrumento de gran valor, planteó la cuestión de la redacción del Zohar desde una nueva perspectiva. Al optar por ocuparse de “cómo” se llevó a cabo la redacción de más bien que de “por qué”, Yehudáh Liebes mostró que, aunque M. de León sea el autor de una parte importante del texto fue, como mucho, porta-estandarte de un grupo de cabalistas castellanos cuyas actitudes particulares se reflejan en la obra. El Zohar es la producción unificada de una serie de textos que provienen de discusiones libres y abiertas y por lo tanto se encuentran en él las opciones personales de los miembros de dicho círculo de místicos. La obra sería pues, “fruto de los esfuerzos conjugados de una pequeña comunidad formada por los principales kabalistas españoles y algunos de sus discípulos, conocidos además por la proximidad de sus convicciones respecto de las que se encuentran en el conjunto de los escritos zoháricos…”
Los nombres que se han sugerido además de, por supuesto R. Moshé de León, son los siguientes:Todros Halevi Abulafia, Moshé de Burgos, Iosef Gikatilla, Bajia ben Asher de Zaragoza, Iosef de Hamadan, David den Iehudáh ha-jasid, Iosef ben Shalom Ashkenazi, Iosef Argelino…  

Así es, este hecho, la redacción conjunta de textos “…de una comunidad…conocidos además por la proximidad de sus convicciones…” ¡es también la causa de de la construcción de esta Revista Latina!!!
Este hecho, común en la historia de Tradición mística occidental, vuelve a ponerse de manifiesto en este espacio, en esta época.
Así sucedió en la redacción, o mejer dicho, compilación de los escritos de la Toráh o Pentateuco, realizado en siglo IV AC, por un grupo o equipo de escribas de la escuela de Esdras.
También en la redacción de los libros adjudicados a Jaim Vital, que contenían charlas y discusiones del grupo de Safed, conformado por el ARI y sus cachorros.
A  ellos se les atribuye el Jadash Zohar, Nuevo Zohar, publicado en Venecia en 1621.
¿Y los cuentos jasídicos? ¿No son acaso recopilaciones de hechos y enseñanzas de los seguidores de R. Israel ben Eliezer, conocido cómo el Baal Shem Tov? 

Cual es el tema en cuestión, hacia que objetivo apunto, cual es la intención en este escrito; simplemente señalar que no existe una obra, vinculada con la espiritualidad que no sea el resultado de una discusión “…en nombre del cielo…” con un grupo de almas impelidas con el propósito de actualizar la Tradición.

En el comienzo del Idra Rava, la Gran Asamblea, el R. Shimon bar Iojay, el personaje central del libro del Zohar, comienza su discurso proclamando: “En la amistad deposito mis palabras…”
La amistad, al compañerismo, el amor, condiciones indispensables para que el el aprendizaje promueva la transformación.

Le preguntaron a un maestro jasídico:
-¿Cuál es su misión?...
-¿Mi misión?... ¡Mi misión es cambiar el mundo!!!
-…¿Y cómo va a hacerlo?...
- Empezando por mi mismo…

¿Y como se expreza este cambio? Co-laborando (trabajando con) con aquellos que con-cuerden “…con la proximidad de sus convicciones…” como los autores del Zohar, que no les importó ser recordados, ni siquiera firmaron su libro, esta es una constante en Kabaláh, la seudo-epigrafía, pero les importó contribuir con la trasmisión de un saber, “…fruto de los esfuerzos conjugados de una comunidad…”

Quizás tú, pertenezcas a ella…

                                                   Shalom u´brajá!!!